📿

Gallo Rojo, Gallo Negro

Mi tío Marcelo construía debajo de su casa una red de túneles subterráneos que conectaban casas también construidas por él; su propio complejo inmobiliario de pisos de moquette roja. Yo los recorría. Pensaba en qué le costaba regalarme una de las casas. La temática del lado pituco de la familia continuaba y yo seguía recorriendo hasta llegar a una especie de centro en el lugar más hondo de la red de túneles inclinados hacia abajo. El posible centro de la tierra, un anfiteatro con tres micrófonos contiguos. Gradas de moquette roja hacia todos los lados. Me paro en el escenario frente a los micrófonos y me giro para mirar al rededor hasta que me doy cuenta de que va a entrar mucha gente y van descubrirme. Salgo por la puerta negra de doble hoja y ahí vienen, hordas de miles de personas vestidas de negro con crucifijos de plata y oro colgados. Los niños con la cara cubierta de tela negra sin orificios para la boca ni para los ojos. Las mujeres con los labios rojo sangre y el cabello negro mayoritariamente. Pienso que soy demasiado diferente, que van a descubrirme, que no soy uno de los suyos. Entiendo que vienen a practicar una especie de misa. Me miro el cuerpo, soy la única vestida de rojo pero tengo puesto el collar con una imagen de la virgen que le fabricó mi tío Ricardo a mi bis abuela Odila mientras estuvo preso en la dictadura [el otro lado de mi familia]. La virgen me protege, puedo pasar desapercibida a pesar de lo roja.
Se me acerca una mujer gorda que visiblemente no pertenecía a la congregación, más bien parecía que cumplía el rol de portera o de criada, me toma del antebrazo y me dice que para no ser vista tengo que bajar por las escaleras siguiendo el ribete dorado de la alfombra [follow the yellow brick road, follow the yellow brick road].
Al salir del tumulto, contra un costado, la mujer gorda me toma de la mano y me dice que va a pronunciar unas palabras y la luna va a hacer pasar por mi cuerpo unas descargas eléctricas. Lo dice y lo hace. Una de las descargas me hace caer al suelo de rodillas, me levanto y viene otra, sé que me limpian, que me lavan, que me hacen bien, resisto también gracias a ella, esta mujer que me ayuda.
 
11/05/2023
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Al día siguiente estaba programado que publicara mi canción que le canta a la luna. Yo no tuve educación cristiana. Me falta hablar en un idioma que no haya estudiado para calificar para un exorcismo.